El ángel caído me sonríe
y me torno veleta
cada paso me ensordece
tu viento me enmudece
¡Es casi poético, profético!
Esta noche la luna es mi camarada
hoy no ilumina
prefiere que no vea nada.
Lucifer empuña su copa
yo soy su vástago y la posa en mi boca.
Cato, acato.
Mis palabras embriagan la noche
y en la oscuridad me pierdo
toco el cielo, me atrapa el infierno
me río del miedo y me vuelvo terciopelo.
Chssssss... Silencio
Algún día te contaré como he llegado hasta este blog; mientras tanto, espero leer pronto otro de tus soplos de inspiración.
ResponderEliminar¿y quién eres, Pablo?
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