Al más puro estilo Sabina me dices que te escriba.
Y te escribo, pero para pedirte que vengas
y me des detalles que luego transcribo.
-Piensa un número del uno al diez.
Me dices el tres.
Me pongo al revés.
Los tres cerditos,
los tres mosqueteros
las tres maneras de pedir lo que quiero.
-Dime un color.
Me dices el verde.
Te vuelves rebelde.
Como las hojas de marihuana,
como la bandera de Mauritania,
como los tallos de perejil que asoman por mi ventana.
-Elige un vino.
Y eliges rosado.
¡Vas de sobrado!
Al pedir hoy la cena, no olvides la clave
Al llegar a mi casa, no olvides la llave
Al volver a la luna, no olvides tu nave.
Y a mis calenturas, como al cebiche
aliño de tintes cítricos
a ver si así se disipan, desaparecen de mi cara
y dejan que tus labios
las sellen como una carta.
Y como a un cachorro perdido
busco tu sonrisa.
Anda por ahí suelta.
Sin collar.
Sin correa.
Sin bozal.
Hoy tiene nombre,
HOY se llama Isä.
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