lunes, 5 de diciembre de 2016

Caricias



Apareció en el momento preciso
y ante esto sólo quisiera hacer un inciso:
"Yo no quiero que te quedes para siempre,
pero si quiero que siempre que estés te quedes".
Porque cuando te rompen el corazón
la única salida que te queda es plantar otro,
regarlo y esperar a ver si crece, como un árbol.
Yo planté el mío, lo regaba cada día,
cuando llegaba la primavera parecía que crecía,
pero en verano se secaba y en el otoño se moría.

Cuando vio su fotografía pensó en voz alta:
"Mírala, es preciosa, como caída de un árbol.
Yo que pasé los últimos años agitando varios
y nunca cayó ninguna."
Ella en cambio se sentía perenne,
como las hojas de una acacia que no se caen,
que únicamente se mueven.
Él siguió agitando su corazón
y ella se dejaba llevar por el interminable halo de su sonrisa
y cada noche le juraba que esa sería su última noche
y cada noche le juraba amor eterno.
Y le volvío a preguntar
- ¿cuántos días nos quedan?
y él como siempre respondió
-aún nos quedan cuatro días

Y bajo las sábanas, sus manos acariciaban su espalda
dibujando formas indescifrables,
como cuando los estorninos dibujan
en los atardeceres otoñales sonrisas de pluma.
Y las caricias no tienen forma
pero sí que tienen sentimiento
y se lo recordaba cada día que se veían,
Y las caricias no tienen alas,
pero también vuelan y también se esfuman.
Porque la piel es de quien la eriza,
jugaban  a las caricias,
de esas que te enderezan los pelos del corazón
y jugaban a perder el turno y siempre tiraban porque les tocaba.

Y hoy me toca a mí, así que tiro porque me toca.




miércoles, 16 de noviembre de 2016

La página 99




Se sentó en el sofá de su casa, envuelta en una manta con el pelo aún mojado.
Miró de nuevo La Bolsa que había albergado su regalo, releyó la frase y volvió a sonreír.
Después su mirada se posó en el bloc que estaba encima de la mesa.
Lo cogió, lo miró otra vez con detenimiento.
Era precioso.
Encuadernado con tonos dorados,  era sin duda alguna el bloc más bonito que nunca había tenido.
Con cuidado separó la pestaña imantada de la cubierta y lo abrió.
Sujetó todas las hojas y desde la última a la primera las fue pasando rápido mientras acercaba su cara para poder disfrutar del maravilloso olor que salía de sus páginas mudas.
Repitió la misma operación 3 veces.
Sólo una de sus páginas estaba manchada de tinta.
Era la última página, la página 99.
¡¡Joder!!
Él había escrito la última página de su bloc.
Ahora ella quería escribir la primera.
Tuvo que elegir entre un millón de frases, pero al final, se decantó por una de El Principito que él ya conocía:

" Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar."

lunes, 24 de octubre de 2016

Cebiche

Al más puro estilo Sabina me dices que te escriba.
Y te escribo, pero para pedirte que vengas
y me des detalles que luego transcribo.

-Piensa un número del uno al diez.
Me dices el tres.
Me pongo al revés.
Los tres cerditos,
los tres mosqueteros
las tres maneras de pedir lo que quiero.

-Dime un color.
Me dices el verde.
Te vuelves rebelde.
Como las hojas de marihuana,
como la bandera de Mauritania,
como los tallos de perejil que asoman por mi ventana.

-Elige un vino.
Y eliges rosado.
¡Vas de sobrado!
Al pedir hoy la cena, no olvides la clave
Al llegar a mi casa, no olvides la llave
Al volver a la luna, no olvides tu nave.

Y a mis calenturas, como al cebiche
aliño de tintes cítricos
a ver si así se disipan, desaparecen de mi cara
y dejan que tus labios
las sellen como una carta.

Y como a un cachorro perdido
busco tu sonrisa.
Anda por ahí suelta.
Sin collar.
Sin correa.
Sin bozal.
Hoy tiene nombre,
HOY se llama Isä.

jueves, 6 de octubre de 2016

Letargo

Hoy me he levantado, he llorado.
Aún me duele la cabeza. Cerveza.
Yo me juzgo con dureza, soy mi peor jueza.
Soy la niña que tropieza en la maleza y que grita con fiereza.
La que no reza,
la que te escupe las verdades a la cara con crudeza.

 ¿Me has oído? Te he gritado

El amor es dolor ¿te llega el calor?
Yo ya siento el olor, el ardor, el horror.
El amor es temor ¿sientes el picor?
Yo ya oigo el rumor, el rencor, el terror.
El amor es valor ¿notas el sudor?
Yo ya huelo el hedor, el rubor, el error.

¿No me entiendes? No he cambiado.

¡Qué difícil explicarlo!
Sin borrarlo, sin que sepa amargo.
Como un trago de wisky. Largo.
Como una multa con recargo.

Letargo.





lunes, 12 de septiembre de 2016

Setecientas treinta horas


¡Qué desgaste, qué inexplicable calor!
Música, vino, tinta y tinto.
¡Qué cómodos silencios y frescos amaneceres.
No te espero, no me esperes.

Hay plantas secas en la azotea 
en mi azotea y en tu azotea 
se riegan con sudor 
con rayos de luna 
con polvo de estrellas.
¡Qué mariconada!

Hoy he vuelto a leer "raíces y tornillos"
no quiero devolvérselo a su dueño
si me pregunta le diré que no lo tengo.
Espero que no me esté leyendo.

¡Qué miedo desnudar mi bolígrafo,
qué pánico que sepas lo que escribo!
siempre lo borro 
ya nunca lo publico.

Pero esta mañana mi corazón marcaba las 8:00 a.m. 
y todo olía a menta, a tomillo, 
a orégano recién regado.
Y me he desnudado bajo el sol 
para calentar mi piel 
para mojar la palma de mis manos 
para escribir sin rima, con asonancia 
sin respetar las normas ni la distancia.

Pero esta mañana me he despertado en tu lado de la cama 
y ya no olía a perfume, ni a placer
ni a café recién hecho.
Y me he duchado bajo el sol 
para enfriar mi piel 
para secar la palma de mis manos
para recordarte sin lágrimas
para olvidarme de tus besos 

¡Qué paradoja, qué inexplicable frío!
Afonía, agua , en blanco y sin blanca 
¡Qué molestos ruidos e inexistentes "te quiero"!
Espérame, que yo te espero.