viernes, 15 de octubre de 2010

Suave

Esa tarde estuvo nevando durante mas de dos horas. Jamás conocí algo igual. Las calles estaban blancas, preciosas.
Me calcé las botas de nieve y bajé sola a la calle.
Eran las 00.00 h, y no había nadie caminando. La nieve seguía cayendo, tan blanca, tan silenciosa. Sólo se escuchaba el ruido de mis pasos sobre el manto blanco.
Me quité el gorro y deje que cada copo se posara sobre mi, no me importaba mojarme, era agradable notar los copos sobre mi cara. Me hacían sentir viva.
Uno cayó sobre mis labio y antes casi de poder sentirlo... se esfumó.

Me senté en un banco de la plaza porticada. Me lie un cigarro y saqué mi libreta y un bolígrafo. Casi sin darme cuenta, comencé a escribir lo que me venía a la cabeza.

"Me gusta la soledad y el silencio en las calles de las frías noches de invierno, me gusta el olor de la leña ardiendo en los hogares. Cuando estoy aquí, recuerdo mi infancia pues cada segundo en mi niñez, lo pasé jugando en esta plaza.
Han pasado ya mas de quince años desde aquello, es imposible olvidar esa etapa en mi vida,..."

El sonido del reloj de la plaza me recordó que era tarde, llevaba una hora allí sentada y apenas noté el frío. Con paso torpe regresé hasta mi casa dejando que golpes de aire y nieve me recordaran una vez mas que sigo estando viva

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